Una vez lista, la planta se centrará teóricamente en chips empleados en la industria de la automoción y sensores.
El gigante de la industria de los semiconductores TSM mira con interés más allá de las fronteras de Taiwán, a la cercana y en muchos aspectos atractiva Japón. En un escenario complejo, marcado por la creciente tensión entre Taipéi y Pekín, la multinacional taiwanesa valora reforzar la apuesta por su vecino nipón. El objetivo: buscar tierras más tranquilas que le permitan minimizar los riesgos de un escenario geopolítico que —avisa EEUU— cada vez resulta más complejo tras la escalada en el conflicto entre las autoridades chinas y las de Taiwán, donde TSMC tiene su sede.
Interés por la vecina de arriba. Eso, en definitiva, es lo que estaría mostrando Taiwan Semiconductor Manufactuing (TSMC): interés por su vecina del norte, Japón. Así lo firma al menos The Wall Street Journal, que asegura que la compañía está considerando expandir su capacidad de producción en el país del sol naciente. De momento no habría ninguna decisión tomada, pero el diario económico asegura que TSMC valora cómo de factible sería la apuesta.
No es el primer paso. No, TSMC ya ha apuntado antes a Japón. En noviembre de 2021 anunció junto a Sony sus planes de construir una planta de Chips en Kumamoto, en la isla de Kyushu, al sur de Japón, con una inversión de 7.000 millones de dólares. El proyecto se presentó como un intento por aliviar las tensiones que entonces padecía la cadena de suministro de semiconductores a escala global, si bien no se plantea que la factoría empiece a operar hasta 2024. Una vez lista, la planta se centrará teóricamente en chips empleados en la industria de la automoción y sensores.
El atractivo de un gigante. Que TSMC sopese expandir su capacidad de producción en Japón tampoco es mala perspectiva para las autoridades del país. El Gobierno nipón ha reconocido que le gustaría que TSMC se reforzará en su territorio más allá de la planta que ya está levantando, una valiosa oportunidad que permitiría al estado asiático reforzar su sector tecnológico.
Cuando presentaron su proyecto los propios TSMC y Sony reconocieron que la futura planta de Kyushu se beneficiará de “un fuerte apoyo del Gobierno japonés”. Ese respaldo —señala TWSJ— habría sido clave, de hecho, para que la compañía superase algunos recelos, como las limitaciones en el suministro energético o el riesgo que pueden representar los terremotos que azotan la región. Prueba del interés de Tokio en fortalecer su industria de semiconductores es que a finales de 2021 aprobó un ambicioso plan de inversiones de 5.200 millones de dólares para reforzar su industria.
Las tensiones geopolíticas. Para entender el interés de TSMC es fundamental ir más allá de las aspiraciones de Tokio y prestar atención al telón de fondo, a un contexto marcado por las tiranteces entre China y Taiwán, una isla autónoma que Pekín reclama como parte de su territorio. El revalidado Xi Jinping, presidente de China, ha insistido en su deseo de una “reunificación” con la isla y aunque habla de una vida “pacífica”, los últimos meses han estado marcados por una escalada dialéctica y militar y el propio dirigente de la República Popular reconoce que no renuncia a la fuerza.
Tremendas tensiones. Hace solo unos días Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, hablaba directamente de “tremendas tensiones” en el conflicto. “En lugar de ajustarse al status quo buscará la reunificación de Taiwán en un plazo mucho más rápido”, incidía el alto cargo esta misma semana. El año pasado el Ejército del país calculaba que China podría invadir la isla autónoma en cuestión de años, en 2027, pero en los últimos días hay quien apunta a un escenario más cortoplacista.
Hace no mucho Mark Liu, alto directivo de TSMC, ya advertía durante una entrevista con la cadena CNN el tremendo impacto que tendría un recrudecimiento del conflicto en su actividad,
Un sector estratégico. He ahí otra de las claves. TSMC tiene un peso clave en un sector estratégico, como acaba de demostrarlo el propio EEUU, que hace poco decidió vetar cualquier exportación de chips, maquinaria y talento “made in USA” a China con un propósito claro: evitar que el gigante asiático continúe avanzando hacia la autosuficiencia tecnológica. Su movimiento coincide con un potente plan para fortalecer su propio sector nacional. En 2020 TSMC anunció también sus planes de invertir 12.000 millones de dólares para levantar una fábrica de chips en Arizona.